Ilustración: Martirena |
Crecí escuchando la palabra bloqueo y en cada etapa de mi
vida esta fue adquiriendo significados distintos: Primero se traducía en menos
libretas y lápices… solo aquellos elementales que el Estado, con sus
limitaciones económicas, nos garantizaba para la Educación.
En aquel entonces bloqueo eran menos colores, menos juguetes…
pero en casa la familia trataba de sortear las vicisitudes y garantizar lo
elemental, aún en los años más duros del período especial, sin dudas agudizados
por el impacto del bloqueo.
Después en las clases de Historia el término fue “engordando”.
En cada espacio de la vida, cada centro de trabajo, estudio, algo faltaba por
culpa de esa cruel política… y no me refiero a aquello que falta por la
negligencia o incapacidad nuestra para ciertas cosas, sino de las
imprescindibles que deben comprarse en el exterior y a las que Cuba no puede
acceder por el dichoso bloqueo.
Más tarde el término fue pareciéndome más cruel: conocí de
niños enfermos, necesitados de un tratamiento determinado, solo disponible en
Estados Unidos, al cual no tenían acceso, o de otros para cuya salvación el
Estado tuvo que destinar miles de dólares en pos de sortear y burlar las
trabas.
Sí, porque con bloqueo y todo Cuba se ha mantenido firme, y
no le han faltado manos amigas que le ayuden, en franco desafío al imperialismo
yanqui y en solidaridad con este pueblo que aún bajo la amenaza del Norte y con
miles de carencias, envía médicos y maestros por el mundo, en lugar de soldados.
Así llega al menos lo más esencial, y Cuba resiste aunque el
precio sea más caro. Y el fruto de esa resistencia lo obtuvimos el 17 de
diciembre de 2014, cuando regresaron a Cuba Gerardo, Antonio y Ramón y se
anunció el restablecimiento de las relaciones entre ambos países, y lo
recogimos también hoy, 26 de octubre, cuando en las Naciones Unidas, 191 países
votaron a favor de que se elimine la política, y ni siquiera Estados Unidos, su
artífice, pudo votar en contra.
Optaron por la abstención y reconocieron lo obsoleto del
bloqueo que, lejos de favorecerles los ha dejado en posición de aislamiento
respecto a los otros países miembros.
El futuro del bloqueo es incierto, en tanto, Cuba avanza
convencida de que esta es una victoria aún más contundente. Ahora el Congreso
de Estados Unidos deberá tomar en cuenta la decisión unánime de los pueblos,
pero cada cubano sabe de las dobles intenciones tras cada gesto norteamericano.
Con bloqueo o sin bloqueo Cuba debe seguir adelante en la ruta del Socialismo, ese
sistema que intentamos perfeccionar cada día más allá del bloqueo externo y de
nuestras deficiencias internas.
La decisión de hoy en la ONU puede significar el comienzo
del fin del bloqueo. Mientras tanto, en Cuba cada amanecer sigue saliendo el
Sol, ese que renueva las ganas de vivir en esta Isla más allá de carencias
económicas. Saberse habitante de un pequeño pedacito de tierra que hace
historia con su ejemplo, es un orgullo que vale la pena sentir.
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